El Espiritismo no tiene dogmas de fe, no tiene ritos, liturgias, símbolos, imágenes, sacerdocios, ni cualquier otro tipo de organización religiosa y sus reuniones y prácticas se han de manifestar con sencillez, desprovistas de adornos y totalmente exentas de un misticismo que provoca gran rechazo en una sociedad víctima de un catolicismo que ha sido impuesto promoviendo una fe ciega.
Utilizando imágenes y expresiones pseudo católicas los espíritas directamente cierran sus puertas al seguidor de cualquier otro culto (judíos, protestantes, ortodoxos, islamistas, budistas, hinduistas), que ven en esos espíritas un culto religioso que no es el suyo. No era esto lo que pasaba en la época de Kardec.
La mayoría de los espíritas afortunadamente tienen claros algunos de estos principios de lo que no es Espiritismo.
En el Espiritismo no se utiliza ningún tipo de vestimenta especial.
En sus estudios y experimentaciones no hay vino, ni bebidas alcohólicas, incienso, o cualquier otra sustancia.
No hay altares, imágenes, velas o cualquier objeto material como medio de atracción del público.
No tiene himnos ni cantos, y si utiliza alguna canción o canto no es algo establecido y se puede realizar excepcionalmente en reuniones de estudio infantil, como lo haría cualquier otra escuela infantil laica; o en reuniones de experimentación mediúmnica de efectos físicos, por las ventajas que conlleva en la unión de pensamiento de los asistentes.
No tiene danzas, procesiones, ni ningún acto similar.
No existe ningún tipo de diezmo, nadie cobra, ni se aceptan pagos por ningún servicio y las asociaciones espíritas, como cualquier otro tipo de asociación, se financian con las cuotas que puedan establecer los propios asociados, y que van destinadas a cubrir sus gastos, como por ejemplo al pago del alquiler de las salas donde realizan sus actividades.
No tiene talismanes, amuletos, oraciones milagrosas, escapularios, estampitas, ni cualquier objeto semejante.
No se hace astrología, cartomancia, quiromancia, ni ningún tipo de adivinación.
No se administran sacramentos, ni se dan títulos, ni siquiera honoríficos.
No se lleva a cabo ningún tipo de escenografía o ritual tendiente a excitar la sensibilidad del público.
No se usan crucifijos, bustos, gestos, genuflexiones ante cuadros o imágenes, ni cualquier otra suerte de ritual religioso.
Los únicos instrumentos que utiliza el Espiritismo son los instrumentos científicos e intelectuales, el conocimiento, el estudio y la práctica mediúmnica. Resultando de éstos profundas consecuencias morales que cada espírita aplica libremente tratando de ser mejor persona, nadie le exige nada que no sea él a sí mismo.
Hay instituciones espíritas que llevan a cabo actividades sociales, loable es su trabajo y lo encomiamos, pero por buenas que sean esas actividades el fin mayor del centro espírita no es ese, es cultural y moralizador, es más curar los problemas morales que los materiales, y para llevar a cabo la caridad no necesitamos arrastrar a otros, o mostrar públicamente lo buenos que somos los espíritas, es mejor que nuestra mano izquierda no sepa lo que hace la derecha; siendo la mayor caridad no la que manifestamos colectivamente delante de otros sino la que llevamos a cabo en cada uno de nuestros actos individuales hacia los otros, y es en ellos en los que podemos practicar humildemente nuestra caridad ya sea moral o material.
El Espiritismo no es por tanto una ONG que viene a solucionar los problemas materiales del mundo, pero el espírita siendo también consciente de esos problemas muchas veces colabora con asociaciones sociales y las Ong que tratan específicamente de esos problemas materiales. El centro espírita debe pues medir cual es su papel en la sociedad y a menudo puede caer en desviarse de sus fines, en la mejor de las voluntades, y llegar a esconder la candela debajo del celemín, olvidando su papel fundamental, que no es otro que el estudio, práctica y divulgación del Espiritismo, que a través de la educación más que de la enseñanza regenerará a la humanidad, según palabras de Allan Kardec.
El Espiritismo no es lo que dicen los espíritus guías en un centro, o a través de un médium por muy reconocido que sea, y tampoco la palabra de los oradores espíritas, más o menos conocidos y reconocidos, es palabra de Dios, valga la expresión. Tampoco es lo que haya dejado escrito a través de un médium tal o cual espíritu, también más o menos reconocido. Guías, médiums, oradores, espíritus son individuos aislados, opiniones personales que tanto pueden acertar como equivocarse. Solo la Doctrina Espírita, en su sentido de revelación colectiva, solo ella es Espiritismo.
Tomado de Curso Espírita