Cada uno de vosotros sois grandes en la gran labor que han comenzado de instrucción y discernimiento para el espíritu encarnado, conocido por vos como hijos, primos, sobrinos, etc.
Vuestra tarea va más allá de lo que ustedes imaginéis pues también requiere de preparación personal.
No desistáis pequeños instructores, su siembra apenas comienza, hoy su trabajo es el mismo que de aquel hermano de trabajo en el campo, cuando se dispone a preparar la tierra dónde reposará la buena semilla.
Que vuestro trabajo sea alegre y optimista, la parte espiritual guía en todo momento, déjense instruir también.
Que Dios bendiga a cada uno de vos y vuestras labores en la parte material como en la espiritual.
No olvidéis jamás, ni por ningún motivo, orad por vuestros hermanos que se encuentran padeciendo los embates de la crueldad humana, cegados por la incomprensión y mediocridad de razón y ética, están aquellos dirigentes que infringen la paz y producen pena para su hermano.
Benditos sean siempre, Bendito sea Dios.