Sin caridad no hay salvación



El Espíritu, el cuerpo físico, y el periespíritu.

enero 18, 2022
enero 18, 2022

¿Usted ya ha pensado cómo es la apariencia de los espíritus después de la muerte?

¿Tendrán la apariencia de fantasmas?

¿Serán como una nube de humo?

¿O será que se presentan como almas en pena?

Ninguna de las alternativas está correcta. Los espíritus mantienen la apariencia que tenían cuando estaban encarnados en el cuerpo físico.

Ya tuvimos noticias de varios casos de apariciones de espíritus en todo el mundo. Y, en todos los casos, que se han vuelto célebres, las personas que tuvieron las visiones afirman que el espíritu tenía un cuerpo.

Pueden tener una luminosidad diferente, pero la apariencia es de un ser humano.

Uno de los casos bien conocido de todos nosotros es el encuentro de Jesús con los espíritus de Moisés y Elías.

Delante de Jesús y de los apóstoles Pedro, Tiago y Juan, esos dos espíritus se hacen visibles y con la misma apariencia que tenían cuando su cuerpo era de carne.

Otro ejemplo es del propio Cristo. Después de haber sido crucificado, surge entre los apóstoles y convive con ellos por largo tiempo.

Su apariencia era la misma de antes, a tal punto que todos los reconocieron.

Así, podemos eliminar de nuestras mentes esas ideas descabelladas de que los espíritus tienen una forma distinta a la que tenían cuando estaban encarnados.

Pero, si es verdad que el cuerpo f tísico queda en la tumba ¿qué cuerpo es ese que mantiene la misma forma?

La verdad es que nosotros estamos formados por tres elementos:

El Espíritu, el cuerpo físico, y el periespíritu.

El periespíritu es el que Pablo, apóstol, llamaba de cuerpo espiritual. Es formado de materia sutil, imperceptible a los ojos comunes, pero visible a los que tienen la facultad medi única llamada clarividencia.

Y no es sólo la apariencia exterior que conservamos tras desencarnar. Mantenemos también todas las condiciones psíquicas que teníamos antes.

Nada da saltos en la naturaleza. Y con el espíritu no podría ser diferente.

Al salir del cuerpo físico sin salir de la vida, la criatura busca sus intereses, en el otro plano, y sigue viviendo de la misma forma que vivió hasta la tumba.

Si es así, todos los esfuerzos que emprendemos para perfeccionarnos intelectual y moralmente, incluso actualmente, no serán en vano.

¿Usted sabía?

¿Usted sabía que el periespíritu es conocido desde la más remota antigüedad?

Pitágoras lo denominaba como carne sutil del alma.

Aristóteles lo llamaba cuerpo sutil y etéreo.

Orígenes lo identificaba como aura.

Paracelso, en el siglo XVI, lo detectó bajo la designación de cuerpo astral.

Como podemos percibir, ese cuerpo con el cual se muestran los espíritus, ya era muy bien conocido, aunque tuviera denominaciones diferentes.

Allan Kardec, al codificar la Doctrina Espírita lo llamó de periespíritu.

(Basado en el libro Estudios Espíritas, cap. Perispíritu)

Tomado del blog AKardec

HISTORIAS MORALES

Doctrina Espírita

Ya no soy yo quien vive, si no que es Cristo quien vive en mi.

— Pablo Apostol

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