El Espiritismo no es un descubrimiento moderno; los hechos y los principios en que descansa se pierden en la oscuridad de los tiempos, porque se encuentran sus huellas en las creencias de los pueblos, en todas las religiones, en la mayor parte de los escritos sagrados y profanos, solo que los hechos incompletamente observados han sido interpretados con frecuencia con arreglo a las ideas supersticiosas de la ignorancia, y sin haber deducido de ellos todas las consecuencias. Por eso León Denís en su libro “Después de la Muerte” decía:
“Todas las grandes religiones han tenido dos aspectos, uno aparente y otro oculto. En éste está el espíritu en aquel la forma o la letra. Bajo el símbolo material se disimula el sentido profundo. El brahmanismo en la India, el hermetismo en Egipto, el politeísmo griego, y también el cristianismo, presentan en su origen ese doble aspecto. Juzgarlas por su lado exterior y vulgar, es juzgar el valor moral de un hombre por su vestido. Para conocerlas hay que penetrar el pensamiento íntimo que las inspiran y constituyen su razón de ser; del seno de los mitos y los dogmas hay que desprender el principio generador que les comunica fuerza y vida. Entonces se descubre la doctrina única, superior, inmutable, de la cual las religiones humanas no son más que adaptaciones imperfectas y transitorias, proporcionadas a las necesidades de los tiempos y de los hombres”
Si quedó registrado para la historia que el comienzo del espiritismo lo ubicamos en el siglo XIX con los fenómenos de Hydesville, en los Estados Unidos de Norte América, con las hermanas Fox y el fenómeno de las mesas girantes o danzantes, es un gran error, y a la vez un desprecio de valor cultural y ético, pensar que antes de estos fenómenos, no tenía el hombre nociones de la espiritualidad; fueron las religiones y las filosofías de nuestros antepasados, en los que la humanidad se apoyo para testimoniar y dar el valor exacto a sus sentimientos que brotaban del interior de sus pensamientos.
Hay dos grandes culturas que caminaron de manera simultánea bajo el mismo principio, hablamos de la India y Egipto, pasando desde allí a Occidente con la oleada de las emigraciones, encontrándola en los países ocupado por los celtas.
Decía León Denís, que debíamos de estudiar con veneración las tendencias filosóficas de la Galia, pues la Galia es nuestra gran abuela y en ellas encontramos fuertemente enmarcadas, todas las cualidades y también todos los defectos de nuestras razas. La Galia que conoció la gran doctrina decían que había tres unidades primitivas importantes, decían los druidas: Dios, la luz y la Libertad. Esta doctrina viril que poseían los galos, los convertían en indomable y cuando iban a arrostrar la muerte en la guerra lo hacían como si fueran a una fiesta. Mientras los Romanos se cubrían de bronce y de hierro ellos se despojaban de sus vestiduras combatiendo a pecho descubierto, enorgulleciéndose de sus heridas, considerando como cobardía usar la astucia en la guerra. Era tan grande su certeza en la vida futura que se prestaban dinero rembolsable en otros mundos. Confiaban mensajes a los moribundos para sus amigos difuntos; los cuerpos de sus guerreros muertos decían, no son más que envolturas destrozadas dejándolos abandonados en los campos de batalla sin darles la mayor importancia, siendo a la vez un gesto de gran sorpresa para sus enemigos.
En la filosofía de los druidas, encontramos similitud con la doctrina secreta del Oriente y con las aspiraciones de los espiritualistas modernos, afirmando las existencias progresivas del alma en las escalas de los mundos; los druidas no constituían un cuerpo sacerdotal, su título equivalía al de sabio, se necesitaban 20 años de estudio para prepararse a la iniciación, el culto lo celebraban bajo la bóveda de los bosques, poseían conocimiento muy extensos cosmológicos, sabían que nuestro globo rodaba por el espacio, arrastrado en su curso alrededor del Sol, se comunicaban con el mundo invisible evocando a los muertos en los recintos de piedra. Los gemidos del viento, el estremecimiento de las hojas, lo llenaban de acentos misteriosos que impresionaban el alma incitándola a la meditación; algunos peñascos reunidos formaban el altar, muy al contrario de lo que vemos hoy en la iglesia católica, llena de objetos, dogmas y rituales. Toda piedra tallada es una piedra mancillada, decían aquellos austeros pensadores, todos sus símbolos procedían de la naturaleza. Hoy pudiéramos preguntarnos ¿Cuánto hemos cambiado y tergiversado nuestros principios naturales de creencia, comparados con las prácticas a las cuales nos quieren hacer ver diferentes religiones amparándose en su verdad?
Pongamos un dato interesante; el 1 de Noviembre se celebra para la iglesia católica, el día de los santos difuntos ¿sabemos de donde proviene esa idea o sentimiento que le damos a nuestros familiares y amigos desencarnados? Pues su origen es Galo, y con un sentido diferente, celebraban este día como la fiesta de los espíritus, no lo hacían en el cementerio porque no tributaban honores a los cadáveres, pero si, en sus respectivas moradas donde los bardos y videntes evocaban a las almas de los muertos. ¿No es esto lo mismo que nos han trasmitido los espíritus a través de la filosofía espírita codificada por Allan Kardec?
Es en la India donde encontramos los primeros libros de la gran doctrina; los vedas, de donde se ha formado su religión. Estos afirmaban la inmortalidad del alma y la reencarnación, – como está escrito en la doctrina espírita- el respeto a la mujer, el culto a los antepasados, el poder electivo y patriarcal, vivían en paz, libres y felices.
Más tarde Krisna educado por los ascetas en el seno de los bosques de cedros que se extendían al pie de las nevadas cumbres del Himalaya, fue el inspirador de las creencias indias, su máxima figura que, rodeado de un grupo de discípulos al igual que hiciera Jesús al encarnar en la tierra, iba de ciudad en ciudad difundiendo su enseñanza:
“Todo renacimiento feliz o desgraciado, es la consecuencia de las obras practicadas en las vidas anteriores. A las mismas causas deben atribuirse las distinciones que se observan entre los hombres: unos son ricos, otros pobres, unos están enfermos, otros gozan de buena salud; unos nacen en ínfima condición, otros en rango elevado; unos son dichosos, otros desdichados. Nada de esto es efecto de la casualidad, sino el resultado de las virtudes y de los vicios que han precedido al renacimiento”.
“En ti mismo llevas a un amigo sublime el cual no conoces, pues Dios reside en el interior de todos los hombres pero poco saben encontrarle. El hombre que hace el sacrificio de sus deseos y de sus obras al Ser de donde proceden el principio de todas las cosas y por quien el universo ha sido formado, obtiene por este sacrifico la perfección, pues aquel que encuentra en si mismo su dicha, su alegría, y también su luz es uno con Dios”.
No era menos pura la moral de Krisna cuando nos dice:
“Los males con que afligimos a nuestro prójimo nos persigue como la sombra al cuerpo. Las obras inspiradas por el amor a nuestros semejantes son las que pesarán más en la balanza celeste.
Respecto a la comunicación con los espíritus nos dice también:
“Mucho tiempo antes de que se despojen de su envoltura mortal, las almas que no han practicado más que el bien adquieren la facultad de conversar con las almas que les han precedido en la vida espiritual”.
El Espiritismo, tiene como punto de partida las palabras del Cristo, así como éste partió de las de Moisés siendo una consecuencia directa de su doctrina, por eso la primera revelación está personificada en Moisés, la segunda en Jesús, y la tercera que no fue personificada en nadie, dictada por los espíritus y codificada por Allan Kardec.
Si en el Espiritismo hay una máxima que es la caridad, hay algo que encierra todo lo expuesto hasta ahora y es el Amor, ese amor, que Jesús ejemplificó y dejó en sus palabras frase como esta: “Amaos los unos a los otros”, es la ley del amor la que transforma nuestra vida, reforma y hace que progresemos en nuestra moral y perfección, exponiéndose en nuestra doctrina que, “amar en realidad no es más que vivir, y que la falta de amor nos lleva a la muerte”
Decía Víctor Hugo:
“Todo ama en la creación de tal modo que, si no existiera el amor, se apagaría el Sol”.
Camilo Flammarion dijo:
“La atracción es el amor de los mundos, y el amor es la atracción de las almas”
El Codificador de la doctrina Espírita Allan Kardec dejaba escrito:
“Hacia Dios por el amor y la ciencia”
Queridos amigos, nada en este mundo se pude lograr sin amor, fe y caridad, por lo que los invito a que estudiemos y analicemos el Espiritismo que es una ciencia de observación y una doctrina filosófica. Como ciencia práctica consiste en las relaciones que pueden establecerse con los espíritus; como doctrina filosófica, comprende todas las consecuencias morales que se desprende de semejantes relaciones lo que la convierte en una filosofía de vida.
Por Victor Ruano
Texto tomado del blog de la FEE