… en las aguas revueltas del mar tantas veces agresivo de la actuali-
dad, navegamos…
Días tranquilos, días tempestuosos.
Lo que importa es la ruta segura.
Y de esta nos loamos todos, al frente del Divino Timonero.
… capacitémonos, cada vez más, de que la obra no nos pertenece y sí al
Señor que nos utiliza como instrumentos.
… a la vista de eso y firmes en semejante convicción, comprendamos
que la fidelidad es el ingrediente básico para el éxito.
Entender a todos y auxiliar a todos, bendiciendo y construyendo siempre y guardar, sobre todo, la certeza de que el servicio y el amor deben constituir las márgenes de nuestro camino hacia adelante.
… momentos aparecen en los cuales los testimonios de abnegación representan imperativos a los que no nos es lícito huir…
Especialmente, cuando la perturbación y la calumnia nos amenazan la estabilidad moral.
Aun así, aceptemos los desafíos de la sombra, en la condición de aprendices en la escuela de la luz.
… al frente de todas las dificultades es imprescindible oponer la bendición, como principio de solución.
… es cierto que el desdoblamiento de la edificación en curso, os exige cuotas de sacrificio siempre más altas.
Es imperioso dar de nosotros para que la obra de Cristo se yerga y se consolide en el campo de las necesidades humanas.
… olvidarnos y trabajar.
Trabajar y servir siempre.
… en la ejecución de ese programa las luchas y los problemas estallan, a veces, de todos los flancos, reclamándonos fraternidad en sus más altas demostraciones. Sin embargo, si atribuyéramos a Jesús la importancia
del esfuerzo y no a nosotros, sabiendo recibir hacia nosotros los obstáculos
naturales de la senda a recorrer, entonces, la carga nos será siempre cual estrella de amor que el Cielo nos permite cargar en el auxilio de nosotros
mismos.
De mensaje recibido el
1.04.1969