“Una mirada a la evolución del proceso cognitivo humano, como herramienta hacia la trascendencia”.
Desde los primeros años de vida, el ser humano comienza a desarrollar procesos que le ayudarán en su existencia terrena, a obtener los conocimientos y experiencias aptas a la finalidad que tendrá su presencia en el plano terrestre. Científicamente se afirma que desde los tres primeros años de vida el 90% del cerebro se ha desarrollado y es durante este periodo que los niños y niñas aprenden más rápido.
A este proceso, mediante el cual, el ser humano va obteniendo conocimiento a través del aprendizaje y la experiencia, se le llama Desarrollo Cognitivo.
Ahora bien, la necesidad de relacionarnos y formar parte de una sociedad, generan de manera innata, en el ser humano, el desarrollo de este proceso. Está vinculado a la capacidad natural que tienen los seres humanos para adaptarse e integrarse a su ambiente y no está vinculado a la inteligencia ni al coeficiente intelectual, sino que es un factor propio de la personalidad. Es decir, el proceso en el que la información entra al sistema cognitivo es procesada y causa una determinada reacción en cada persona, o lo que es lo mismo, una misma señal puede ser procesada por cada individuo de una forma distinta.
Uno de los autores más importantes dentro del estudio de este proceso fue Jean Piaget, quien hace la división de este proceso en cuatro etapas:
1. Período sensomotriz:
Abarca desde el nacimiento del individuo hasta los dos años de edad. El aprendizaje se lleva a cabo a través de la imitación: en este periodo de dos años el sujeto pasa de ser un sujeto reflejo a formar sus primeros esquemas conductuales.
2. Período preoperacional:
Desde los dos años hasta los siete se desarrolla el pensamiento egocéntrico que destaca en esta etapa: el sujeto piensa que él es el centro del mundo y todo su pensamiento transciende desde esta perspectiva. La imaginación que desarrolla en esta etapa y el lenguaje se convierte en un medio importante de autoexpresión e influencia de otros.
3. Período de acciones concretas:
Desde los 7 hasta los 11 años se caracteriza por el desarrollo de la capacidad de razonamiento a través de la lógica, pero sobre situaciones presentes y concretas. Se distingue entre realidad y ficción y se comienza a conocer la moral. El niño entiende y aplica operaciones o principios lógicos para poder interpretar de manera objetiva y racional, por ello, su pensamiento se encuentra limitado por lo que puede oír, tocar y experimentar personalmente.
4. Período de operaciones formales:
Desde los 11 hasta los 15 años el individuo desarrolla la capacidad de formular hipótesis y llevar a cabo la resolución de problemas. Comienza el interés en las relaciones humanas y la identidad personal y se desarrollan otros tipos de pensamiento.
Concepción Espírita del Desarrollo Cognitivo
El espiritismo nos dice que nuestra existencia en el plano terrenal tiene como finalidad la trascendencia o superación constante de nuestra condición humana. Es por eso que desde principio a fin de nuestra existencia pasamos por desarrollo de nuestras aptitudes, mediante la obtención de experiencias.
El niño mediante el paso de las etapas antes mencionadas, va superando su condición de nacimiento, alcanzando día a día nuevas condiciones dentro de su desarrollo biopsicosocial.
En palabras de J. Herculano Pires, “Al recorrer todo ese trayecto fue desarrollando sus fuerzas orgánicas y psíquicas, su afectividad, su capacidad de comprender lo que pasa a su alrededor y su poder de dominar las circunstancias. Esto es trascender, elevarse por encima de la condición en que nació. Y para eso vivimos. Esto nos muestra que el sentido de la vida es la trascendencia”.