Etimológicamente, la palabra “educación” procede del latín ēducātiō (“crianza”) o de ēdūcō (“educo, entreno”) que está relacionado con el homónimo ēdūcō (“Llevo adelante, saco”) de ē- (“de, fuera de”) y dūcō (“conduzco, guío”).
Ahora bien, podemos definir este concepto como: el proceso de facilitar el aprendizaje o la adquisición de conocimientos, habilidades, valores, creencias y hábitos de un grupo de personas que los transfieren a otras personas, a través de la narración de cuentos, la discusión, la enseñanza, el ejemplo, la formación o la investigación.
Como podemos notar los mecanismos de los que se vale la educación son variados, así como los aprendizajes o conocimientos que se facilitan, en la actualidad existe un basto número de mecanismos de los que puede valerse la educación, el uso de nuevas tecnologías de impacto masivo ha llegado a ser uno de los principales medios de difusión y obtención de conocimientos, aunque con ello también tengan que modificarse las técnicas educativas. Antes de entrar al contexto de la visión espirita de lo que es la educación, resaltemos primeramente su importancia.
Importancia de la Educación.
La educación es uno de los factores que más influye en el avance y progreso de personas y sociedades. Además de proveer conocimientos, la educación enriquece la cultura, el espíritu, los valores y todo aquello que nos caracteriza como seres humanos.
En la pregunta 917 del Libro de los Espíritus encontramos sin duda alguna la importancia y el aspecto espiritual de la educación, así como la técnica para su ejercicio:
“La educación, cuando se la entiende bien, es la clave del progreso moral, y cuando se conozca el arte de manejar los caracteres como se conoce el de manejar las inteligencias, se podrán enderezar como se enderezan los arbustos. Pero ese arte requiere mucho tacto, mucha experiencia y una observación profunda; es erróneo creer que basta tener ciencia para ejercerlo con provecho”.
El libro de los Espíritus, Allan Kardec, pregunta 917
Encontramos en esas líneas la grandiosa importancia del arte de educar, la técnica que propone el espiritismo para su ejercicio hace alusión a la delicadeza amorosa, a la observación detallada para evitar educar erróneamente y sobre todo a la educación basada en las buenas experiencias. Educar no es algo que se tome a la ligera y educar para la vida en armonía tampoco.
Propuesta Espirita.
El Espiritismo busca que por medio de la educación el ser humano desarrolle todas sus potencialidades, el sublime néctar del conocimiento aguarda a todo aquel que quiera saborearlo, no solo para sí mismo, sino que una vez alcanzado sea esparcido como el colibrí esparce el polen de las más hermosas flores, educar no requiere solo de ciencia, requiere de vida, requiere de experiencia, requiere de amor.
El educador espiritual, sembrará en el basto campo que la creación le ha otorgado la semilla amorosa que servirá de alimento a la criatura humana, otorgará las herramientas necesarias para no sucumbir antes los embates de la vida moderna.
Dará educación e instrucción, educará para vivir en sociedad, tendrá como objetivo también educar para Dios, su finalidad sería hacer un vínculo entre el proceso educativo y la unión del ser con el Creador. Se despertaría a las religiones de la tierra para el auxilio desde la infancia, en que somos en esencia, seres Espirituales y que no podemos olvidarnos de nuestro vínculo con el creador. También dará educación para el hogar, en donde le hogar pasa a ser uno de los frentes donde la educación más trabaja y manipula los ingredientes afectivos, del carácter, emociones, de la personalidad, de los sentimientos y de la moral que forma el ser.
Así como también el mismo educador y educandos buscarán la autoeducación, esto es lo que comúnmente denominamos en el espiritismo como reforma intima del ser.