El famoso físico Stephen Hawking, en su nuevo libro titulado “El Universo en una Cáscara de Nuez”, expone de forma estimulante que: “Una mariposa aleteando en Tokyo puede causar lluvia en el Parque Central de Nueva York”. (1) Cómo él aún explica, “no es el aletear, pura y simplemente, que generará la lluvia, sino la influencia de este pequeño movimiento sobre otros eventos en otros lugares es que puede llevar, por fin, a influenciar el clima.”(2)
Nos llama atención la secuencia de catástrofes naturales que han ocurrido en los últimos tiempos. “Estimativas no-oficiales apuntan para la muertes colectivas de más de 30 mil personas, siendo que más de 100 mil personas perdieron sus casas, importando en uno de los mayores cataclismos que alcanzaron Irán, similar al ocurrido en septiembre de 1978”. (3) Sea con el tsunami en Indonesia, que arrasó tantas ciudades y provocó tanta destrucción. Son los huracanes que se reúnen en un consejo de dioses hecho de vientos y rayos en el golfo de México y se conjugan en el katrina, que sale lleno de ira y de energía, invade países y termina destruyendo Nueva Orleans [sería influencia de las “mariposas” humanas destrozadas en Irak?] o aún Rita, con la misma furia, y, ahora, el terremoto de la ciudad de Caxemira, en Pakistán, región de enfrentamiento con La India, donde fuerzas están en permanente vigilia para guerrear y, de pronto, unidas por la desgracia, dejan las armas, ocupan las ambulancias y se unen por la solidaridad”. (4) …..
Debido a esos gritos de la naturaleza, surgen en varias partes del mundo grupos de personas fanáticas que crean sectas y cultos extraños, abandonan empleo, familia, a la espera del ‘juicio final”. “Sólo en Francia, conforme la Revista ISTOÉ, de 4 de agosto de 1999, hay cerca de 200 de ellas, con 300 mil adeptos. En Japón, varios “gurús” prevén el “final del mundo”. En Estados Unidos, 55 millones de americanos creen que falta poco para el mundo acabar. Para esos, los huracanes que han destruido la región céntrica del país son ángeles enviados para punir los hombres, anunciando el “gran final”. (5)
No es nada confortador el surgimiento de personas con esas extrañas creencias que se multiplican por el mundo/ por esos mundos de Dios, perjudicadas en la razón por la expectativa de una “nueva era”. ¡ Incluso en las huestes espíritas, han surgido algunos libros con ideas que inducen a muchos imprudentes al pánico o a la hipnosis de las profecías sombrías de lo cuanto peor mejor…!
Los días actuales, ante la Ley de Causa y Efecto no necesitamos poseer el talento de premonición para que vaticinemos sobre el panorama terrestre para muy breve. Los terremotos, los huracanes, las inundaciones, las erupciones volcánicas y otras catástrofes naturales son una parte ineludible del pulsar de la naturaleza. Esto no quiere decir que no podamos hacer alguna cosa para que nos hagamos menos vulnerables. “Aprender con las catástrofes de hoy para hacer frente a las amenazas futuras”. (6) – nos recuerda Kofi Annan, secretario General de la ONU, resaltando que cabe a todos nosotros aprovechar las lecciones de cada tragedia. En muchas situaciones el nexo causal entre la catástrofe y la acción humana se halla presente. Los hombres alteran la composición geológica, con excavaciones, desforestaciones, terraplenes y otros más, y su imprudencia acaba generando las ocurrencias de las mencionadas catástrofes “naturales”.
Y en esa coyuntura de miedo se profetiza alguna situación sobre un próximo escenario terrenal en total confusión. Se sabe, en las universidades europeas, que la polución de vehículos en el Viejo Continente mata más que los accidentes de tráfico. Se percibe el vigor de la expansión del consumo de las drogas, la banalización del comportamiento sexual publicado por revistas, periódicos, televisión, cine, teatro, TV por cable, ordenador etc. Hay hipótesis de que el islamismo (patrocinado por el dinero del petróleo) se confrontará con las naciones cristianas, viniendo asumir a los pocos el lugar que fue del comunismo de otrora en sus bases ideológicas.
Se discute la legalización de las drogas, se cita el desempleo estructural (resultante del fenómeno de la globalización) se comenta la ruptura del orden etc. Se especula sobre la sombría previsión de la drástica reducción del manantial de agua potable para de aquí a cuatro décadas. Acerca de eso algunos estudiosos prevén conflictos mundiales teniendo como eslabón de causa la carrera por el control del líquido vital. “Nosotros nos acostumbramos a oír siempre que Brasil no tiene terremotos ni vendavales. Pero no olvidemos la sequía, tan cruel cuanto aquellos y que, ahora, en la tierra de las aguas, llega al Amazonas. Los ríos están secandose allí, donde existe un 12% del agua dulce de la Tierra”. (7)
Sabemos con El Genio de Lyon que los grandes fenómenos de la Naturaleza, aquellos que son considerados como una perturbación de los elementos, no son por causas imprevistas, pues “todo tiene una razón de ser y nada acontece sin el permiso de Dios.” (8) Y los cataclismos “algunas veces tienen una razón de ser directa para el hombre. Sin embargo, en la mayoría de los casos, tienen por objetivo el restablecimiento del equilibrio y de la armonía de las fuerzas físicas de la naturaleza.” (9)
Mientras las penosas transiciones del siglo XX se anuncian al ruido siniestro de las monedas resonando en las bolsas de valores, las fuerzas espirituales se reúnen para la gran reconstrucción del porvenir. Se aproxima el momento en que se efectuará la evaluación de todos los valores morales terrestre para el resurgimiento de las energías creadoras de un mundo nuevo. En esa jornada la lección de Jesus no pasó y no pasará jamás. En la lucha dolorosa de las civilizaciones Él es la luz del principio y en sus manos reposan los destinos de la Tierra.
“En ese mundo sólo tendréis aflicciones, pero tened (vosotros)/ten (tú) buen ánimo, [dijo el Maestro] Yo vencí el mundo». (10) En ese aviso constatamos que realmente así es la vida en ese mundo, en que para una hora de alegría o felicidad tenemos días y días de tristeza y dolor. Asimismo continuamos viviendo día tras día, convencidos de que somos espíritus eternos, creados para la plenitud espiritual.
Los pesimistas insisten siempre en considerar que la manera negativa y sombría de percibir las cosas del mundo es una manera realista de vivir. En verdad, si miramos la vida con mucha emoción (distantes del raciocinio) vamos a encontrar motivos que nos abatan los ánimos en cualquier lugar y en cualquier situación; niños carentes, hambre universal, guerras, violencia urbana, secuestros, carestía, inseguridad social, corrupción, accidentes catastróficos y por ahí va. Sin embargo, es un deber para con nuestro bienestar que estemos adaptados a la vida, con todo lo que ella tiene de bueno y de malo, sin que necesariamente nos acomodemos con todo. Estar preocupados significa que estamos siempre buscando mejorar las condiciones actuales, hacer alguna cosa para cambiar la situación para mejor. Esa preocupación es una actitud saludable y deseable.
Acordémonos de que aún hay tiempo para la práctica de los códigos evangélicos, condición única que determinará la gran transformación Global del futuro. Será el final del mundo viejo, de este mundo regido por el prejuicio, por el orgullo, por el egoísmo, por la incredulidad. “Hay una lección para sacar de todo eso. Es que todos nosotros estamos condenados a vivir juntos, a abandonar los tiempos de guerra y a buscar, en la unidad, prepararnos para sobrevivir en el planeta que alberga nuestras vidas”. (11)
La Tierra no tendrá que transformarse por medio de un terremoto que destruya de una vez una generación entera. Hasta porque los preceptos espíritas indican que la actual generación desaparecerá gradualmente y una nueva le sucederá naturalmente, o sea, una parte de los espíritus que encarnaban en la Tierra ya no volverán a encarnar. En cada niño que nace, en vez de un espíritu inclinado al mal, que antes en ella encarnaría, vendrá un espíritu más adelantado y propenso al bien. Por más difícil que sea el ineludible proceso de la selección final de los valores éticos de la sociedad, no podemos olvidar que Jesus es el Camino que nos induce a los iluminados conceptos de la Verdad, donde recibimos las gloriosas semillas de la sabiduría, que dominarán los siglos venideros, preparando nuestra vida social para los pináculos del amor universal en el respeto pleno de la vida del Planeta.
Jorge Hessen/Brasil
Tomado del blog de la FEE