El profesor Ernesto Bozzano, en su libro «Desdoblamiento – Fenómenos de Bilocación», se refiere a la idea de integridad en los amputados que experimentan la sensación perfecta de la existencia de la parte del cuerpo que les fue retirada.
En su obra, Bozzano invoca el testimonio de notables fisiólogos, entre los cuales figuran Weir Mitchell, Bernstein y Pitres, que así se manifestaron sobre este importante asunto:
“Las ilusiones de los amputados son un hecho normal;…”
En efecto, para Piset, que realizó sus investigaciones con soldados de la primera guerra, entre 450 amputados solamente 14 no presentaron el fenómeno de miembro fantasma. La ilusión solamente faltaba en uno cada 30 casos. Casi siempre la ilusión sobrevenía luego de la cirugía; incluso, algunas veces ocurría más tarde, pero siempre en un tiempo bastante próximo.
El profesor William James, Psicólogo, investigó seriamente en ese campo llegando a notables y lúcidas conclusiones, que corroboran aquellas otras hasta entonces afirmadas. El profesor James, en sus trabajos, hace referencia a un trecho de una obra del fisiólogo A. Valentim, según el cual se puede admitir que «las sensaciones de integridad” también existe en los casos de deformaciones congénitas de miembros, como por ejemplo:
«Cierta joven de 15 años y un hombre de 40, los cuales sólo poseían una mano normal, ya que la otra presentaba, en lugar de los dedos, ligeras prominencias carnosas, sin huesos, y tenían la sensación precisa de doblar los dedos inexistentes todas las veces que doblaban el muñón informe”.
El profesor Bozzano fue aún más adelante en sus investigaciones sobre los«miembros fantasmas», añadiendo:
“Me resta, demostrar que se llegó también a obtener una fotografía del brazo fluidico de un amputado y eso graciasal magnetizador Alphonse Bouvier. En el ‘Journal du Magnétisme’, julio de 1917, Bouvier publicó la larga relación sobre el modo por el cual llegó a fotografiar un miembro amputado, relación ilustrada con un buen cliché donde aparece la sombra fluídica de un brazo ausente’, y, diríamos, la presencia de la ausencia..”
El 21 de junio de 1917 , junto con el Sr. Bouvier Revel, registrada una patente en la ciudad de Lyon desde bajo el número 9600 en relación con la fotografía :”Aplicación del análisis espectral para el magnetismo fenómenos fisiológicos ” . El señor. Bouvier produjo muchas fotografías, visto por varios testigos, pero sus huellas sueltas a bordo desapareció después de 30 años, por lo que hay más pruebas documentales de estas obras, en el mismo mes del Journal du Magnetisme publicó largo ensayo sobre por lo que Alphonse Bué llegó a fotografiar un miembro amputado, relacionado con esa ilustración con un buen cliché, donde aparece la sombra fluídica de un brazo allí hasta entonces ausente.
” A partir de la hipótesis de que, dando el análisis espectral vestigios de los gases los menos densos y, en estos, los más escasos en el espectro, por trazos oscuros correspondientes: traza de absorción, o por trazos brillantes, si los gases son llevados a alta temperatura en ciertas condiciones de emisión, de ahí inducir que el doble magnético debería marcar su presencia. El hecho viene a confirmar la hipótesis, pero, en lugar de marcar exactamente los rasgos y determinarles la longitud de las olas, fuimos sorprendidos por formas, ora formas de efluvios desprendiéndose de las manos, ora de miembros amputados, tal como la mano fantasma de que le hablé.
La fotografía que le remeto muestra el mutilado cuyo brazo, amputado a 13 cm del hombro, está extendido, haciendo una diagonal de cerca de 33 grados, el antebrazo y la mano elevándose a 23 y 25 grados sobre el plano horizontal, tomada al nivel del hombro. La longitud del brazo es más o menos de 63 cm; por lo demás, esta es la longitud del brazo izquierdo. Cuando fueron golpeadas las fotografías, nada de particular vimos sobre la pantalla, como cuando obtenemos simples radiaciones magnéticas u otras; es en la revelación de las planchas que aparecen los objetos. Cuando ponemos al miembro amputado de un mutilado en el espectro, experimenta cierta sensación que se modifica según los rayos que lo atravesan; cada dolor del espectro da una sensación distinta, pero siempre análoga para todos los que lo hacen, lo que implica la acción, sobre los miembros fluídicos, de una diferencia en la longitud de las olas, cosa que nuestros físicos pueden verificar si se dan al trabajo para estudiar estos fenómenos”.
En los libros: «Gestalt Psychology” (N. Y., 1950) de F. Katz, y «Phantoms in Patients with Leprosy and Elderly Digital Amputers» (N. Y., 1956), de P. Simmel, son relatados casos referentes a amputaciones normales y de miembros en los leprosos. De acuerdo con las observaciones de los investigadores, los pacientes, después de la amputación de brazos y de piernas, comenzaron a constatar la presencia de la parte amputada, llegando a moverla y a sentir hormigueo en aquel lugar. Y aún más: la percepción puede durar, no sólo largo tiempo, sino también toda la vida. F. Katz, por su parte, afirma: «Si una persona, con una pierna amputada, llega a una pared, ella parece atravesarla… la ley de la impenetrabilidad de la materia juzgo que no se aplica a este caso”.
Por otro lado, la declaración de P. Simmel no es menos valiosa, cuanto a comprobado la existencia del“periespíritu”: «después de mis experiencias con leprosos, verifiqué que la pérdida gradual de las partes del cuerpo por absorción, por ser lenta y demorada, no produce fantasmas, y lo más notable es que, en una amputación de restos de dedos y pies, estos se reproducen no como las partes que había, pero, sí, perfectas, esto es, como antes de la absorción”.
Cuenta un hecho interesante: «(….) cuando se despertó de la anestesia, procuró agarrarse el pié. La sensación de existencia del miembro amputado persistía, y el paciente olvidándose, intentó pisar y cayó. Decía más tarde, que podía movilizar los dedos fantasmas (…)”.
No teniendo en este punto nada más que agregar, a pesar de ser autoridades en su especialidad, ciertos fenómenos escapan del dominio de su raciocinio, ya que se colocan, apenas, al nivel de la materia tangible, sensorial…
Más allá de las experiencias supracitadas, surgen otras más sorprendentes y que vienen a ratificar a este espírita que «las sensaciones, emociones e impulsos no se localizan en el cerebro, como quieren los fisiólogos y psicólogos, y, sí, en el Espíritu”.
En la obra «Espiritismo Dialéctico” (1960), del pensador espírita argentino Manuel S. Porteiro, encontramos hechos asombrosos para los psicólogos, mostrando, claramente, que los individuos con lesiones graves, incluso en los centros nerviosos, continúan comportándose naturalmente:
1) Caso presentado en la Academia de Ciencias de Paris por el Dr. Aguepin, el 24 de Marzo de 1945: «Después de operar un soldado que había perdido enorme parte del hemisferio cerebral izquierdo (sustancia cortical y blanca, núcleos centrales etc. ), comprobó que el mismo continuó con su comportamiento normal, a despecho de las lesiones y pérdidas de circunvoluciones básicas para las funciones esenciales”.
2) Tamto Lisboa, llamado el Lusitano, publicó, en su libro «Práctica Médica”, de finales del siglo XVI, el siguiente caso: «Un niño de 10 años recibió un fuerte golpe en el cráneo, que cortó el hueso y la membrana meníngea, con pérdida de masa encefálica. Al contrario de lo esperado, la herida cicatrizó. Tres años después, moría hidrocéfalo. El cráneo fue abierto y, para espanto de los médicos, no se encontró el cerebro: en su lugar había líquido. Ese hecho fue considerado extraordinario, pues el niño vivió durante tres años en esta situación con plenitud de sus facultades psíquicas…”.
Para explicar éste y otros casos análogos, los materialistas recurren a la hipótesis del fisiólogo francés Pierre Flourens, según el cual un hemisferio cerebral podrá suplir la falta de otro. Y qué dirán en cuanto a la ausencia total de la masa encefálica? Ahí es que el materialismo se ve obligado a ceder terreno a la Ciencia Espírita y, no sólo en esos fenómenos, sino también en otros, estudiados por la Psicología de manera carente o insatisfactoria, como, por ejemplo, la doble personalidad.
Con el Espiritismo, se puede llegar a una conclusión: ir más allá e interpretar lo inexorable, esto es porque la respuesta está en nosotros mismos, en el conocimiento de la esencia del ser humano y de las partes en que está compuesto!
(“Jornal Mundo Espírita” Octubre de 1998 – Carlos Bernardo Loureiro – )